Hay ciertas carencias nutricionales que son muy difíciles de contrarrestar mediante fertilización tradicional, debido a las condiciones del suelo, la climatología, etc... Una fertilización adecuada puede utilizarse para acelerar el crecimiento, cuando éste no crece al ritmo deseado, o para contrarrestar una falta de microelementos (Fe, Mn, Zn, Cu, Mo, B), oligoelementos (Ca, Mg, S) y también macroelementos (N, P, K). Muchos de estos nutrientes se movilizan a capas del suelo profundas con las lluvias, o se degradan por oxidación, lo que provoca que, a la vez que no están disponibles para la planta, pueden contaminar acuíferos o aguas subterráneas.
La alta precisión que permite la endoterapia a la hora de suministrar nutrientes, hace que esta técnica haya sido objeto de numerosos estudios por reputados investigadores en todo el mundo, demostrándose que, mediante inyección al tronco, se puede reducir hasta en un 90% la cantidad de productos fertilizantes, de agua y energía, respecto a la fertilización tradicional (fertirrigación, pulverización, o enmiendas al suelo), con el consiguiente beneficio medioambiental, y sobre todo los beneficios para las cosechas, que aumentan en cantidad y en calidad.
Es la carencia de hierro (clorosis férrica), de largo, la más difícil de contrarrestar y, por tanto, la que más investigación ha llevado aparejada. Pero no sólo esta deficiencia, sino la de otros microelementos y oligoelementos se contrarresta de manera altamente eficaz, evidente y prologada en el tiempo, mediante endoterapia, pudiéndose llegar a tener que aplicar una sola vez cada 2-3 años.